La meningitis es una emergencia médica caracterizada por inflamación de las delgadas membranas que
rodean y protegen el cerebro y la médula espinal: las meninges. La causa más frecuente de este tipo
de inflamación son la bacteria
meningococo, es decir, cuando a las meninges y al líquido
cerebroespinal llegan estos microorganismos por medio de la nariz
o la boca. La meningitis causadas por bacterias, hongos,
medicamentos y otras enfermedades es poco
frecuente pero potencialmente letales. Estos tienden a bloquear los vasos sanguíneos
en el cerebro conllevando a derrame y lesión cerebral y de otros órganos.
La meningitis progresa con mucha rapidez, por lo que el diagnóstico y
tratamiento precoz es importante para prevenir secuelas severas y la muerte.
Aunque cualquier persona puede contraer meningitis, es una enfermedad
especialmente frecuente en niños y personas inmunosuprimidas. Los síntomas más
frecuentes son dolor de cabeza y rigidez de la nuca que
tiende a asociarse con fiebre, intolerancia anormal a la luz
y/o a los sonidos
y trastornos de la consciencia. A menudo, especialmente en niños pequeños, sólo
se presentan síntomas inespecíficos, tales como irritabilidad y somnolencia. Si se presentan erupciones en la piel,
puede indicar un una forma particular de meningitis, como la meningococcemia.
La meningitis se diagnostica con un procedimiento médico llamado punción lumbar, en la que se inserta una aguja
especial dentro de la columna vertebral para extraer una muestra de líquido
cefalorraquídeo, que rodea al cerebro y la médula espinal. El
tratamiento tiene que ser inmediato, con el uso de antibióticos en el caso de infecciones
bacterianas o antivirales en el caso de meningitis virales.
En algunos casos se indica la administración de corticoesteroides como la dexametasona para prevenir las secuelas de la
inflamación, pues tienden a producir una mejor evolución neurológica.[]
La meningitis puede potencialmente causar consecuencias serias de larga
duración, como sordera, epilepsias, hidrocefalia o déficit cognitivo, en especial en pacientes en quienes
el tratamiento se ha demorado. Ciertas vacunas pueden prevenir algunas infecciones bacterianas que
causan meningitis.
Epidemiología
La meningitis afecta a cualquier grupo etáreo, desde neonatos a jovenes.
Sin embargo, la meningitis que afecte a los recién nacidos en las primeras semanas de vida
es infrecuente. Debido a que los recién nacidos aún necesitan desarrollo y
maduración del cerebro y sus componentes, la mortalidad por meningitis es mucho
mayor en neonatos que en sujetos de otras edades. La frecuencia de meningitis
en el primer mes de vida parece estar entre 0,5 y 1,0 por cada 1000 nacidos
vivos, en recién nacidos menores de 2.500 gramos puede que esté cercano a 1,5 -
2,0 por 1000, mientras que en neonatos menores de 1,500 gramos de peso al nacer
puede llegar hasta 50 por 1000 nacidos vivos.
El cinturón meningítico corresponde a un área en el África subsahariana
que comprende desde Senegal (oeste) a Etiopía (este), donde ocurren grandes epidemias de meningitis meningocócica
(generalmente coincide con la Región del Sahel).
Posee una población total estimada de 300.000.000 de habitantes. El mayor brote
epidémico ocurrió en 1996, donde cerca de 250.000 casos ocurrieron y 25.000
personas murieron a causa de esta enfermedad.
Existen causantes externos o factores de riesgo, que pueden influenciar
sobre la susceptibilidad de un individuo a contraer meningitis, entre ellos
están:
-Edad:
en la infancia y niñez temprana o en mayores de 60 años.
-Personas
en contacto cercano y prolongado con pacientes con VIH o Meningitis
Meningocócica meningitis bacteriana.
-Un
sistema inmunológico debilitado debido a Infección por VIH
u otras condiciones inmunosupresoras.
-Fumar
(para meningitis debido a meningitis meningocócica).
-Vivir
en proximidad cercana con otras personas, como en dormitorios y barracones
militares (para la meningitis debido a meningitis meningocócica).
-Algunos
tipos de meningitis bacteriana se contagian a través del contacto directo con
las secreciones de la boca o garganta de una persona infectada (por ejemplo, al
besar). La meningitis no se contagia a través del contacto casual.
-La
disfunción esplénica produce un aumento de la
susceptibilidad a meningitis y sepsis, particularmente,
neumocócica.
-Factores
de virulencia del microorganismo, como la
presencia de cápsula bacteriana.
Tipos de meningitis
Meningitis viral
Los virus representan alrededor del 80% o más de las causas de la
meningitis, es decir, la más frecuente de las afecciones de la meningitis. Se
considera que la meningitis causada por virus es casi siempre benigna y suele
curarse sin ningún tratamiento específico. Llegando a tal punto, que la mayoría
de las personas alrededor del mundo ha padecido de meningitis viral a lo largo
de su vida y no se ha dado cuenta. Mayormente son infectados por virus no muy
conocidos por nombre (enterovirus: virus coxsackie y echovirus, adenovirus, los virus atenuados de algunas
vacunas, etc.) o virus muy conocidos (el virus de la gripe,
el virus herpes, el de la varicela, el de las paperas, sarampión, etc.). Para este tipo de virus, no
se tienen tratamiento (salvo el de la varicela y el del herpes) y tienden a
curase solas sin dejar secuelas.
Meningitis bacteriana
Se calcula que representan del 15% al 20% de las causas más frecuentes de
la meningitis. Las nuevas vacunas que habitualmente se dan a todos los niños,
ha disminuido la incidencia de la
meningitis invasiva producida por la Haemophilus
influenzae tipo b (Hib), la primera causa de meningitis
bacteriana antes de 1990. En la mayoría de los países del presente, los
principales organismos causantes de meningitis bacteriana son Streptococcus
pneumoniae y Neisseria
meningitidis.
-Neisseria
meningitidis o meningococo:
Es la causa más frecuente de meningitis bacteriana en el niño. Existen
diferentes tipos de meningococo (tipo A, B, C, D, X, Y, entre otras).
Aunque para la mayoría de los tipos de meningococo se tienen vacunas efectivas, para el tipo B no se tiene ninguna
vacuna, siendo la bacteria más predominante. Debido a ello, se tienen vacunas
para protegerse contra un solo tipo de meningococo y no para todas en
general. Es importante señalar que esta bacteria es peligrosa no solo por su
capacidad para producir meningitis, sino también por ser la causante de otras
enfermedades, como faringitis, neumonía, artritis, entre otras. Sin embargo, la más
peligrosa de ellas es la sepsis meningocócica, una enfermedad generalizada en
la sangre (cuando la bacteria invade la sangre), que puede causar la muerte de
manera fulminante o en pocas horas, siendo esta una de las principales causas
de la muerte por meningitis.
-Haemophilus
influenzae: Responsable de meningitis en los niños
pequeños, entre los 3 meses y 3 años de edad. Sin embargo, puede ser la
causante de otras enfermedades. Para erradicar esta bacteria la Vacuna Hib ha probado ser realmente efectiva.
De esta bacteria existe un tipo B mejor conocido como Influenza haemophilus tipo b (Hib). Ésta bacteria en los Estados Unidos, se he eliminado casi en su totalidad, creando una inmunización generalizada.
De esta bacteria existe un tipo B mejor conocido como Influenza haemophilus tipo b (Hib). Ésta bacteria en los Estados Unidos, se he eliminado casi en su totalidad, creando una inmunización generalizada.
-Streptococcus
pneumoniae o pneumococo (meningitis neumocócica):
Afecta a niños menores de un año. Es una de las peores respecto a secuelas,
pues el niño puede quedar con sordera. Es causante igualmente de otras
enfermedades, como: otitis, sinusitis, neumonías, entre otras.
-Otras
muchas bacterias pueden producir meningitis: En el recién nacido Streptococcus
agalactie tipo B, Listeria, Escherichia coli, entre otras. La familia
de bacterias Staphylococcus es responsable de enfermedades de la piel,
artritis, neumonías, y también, de meningitis.
Algunas vacunas existentes contra la meningitis en el mercado solo protegen
un solo tipo de bacteria determinada. Existen vacunas contra el meningococo C,
otra que protege contra el Haemophilus influenza tipo B (Hib) y,
también, la del neumococo. Es por ello que cuando uno recibe una vacuna contra
la meningitis (actualmente referida a la del meningoco C), sólo quedará inmune
frente al tipo de germen pero no frente al resto de las múltiples
posibilidades. Es decir, que aunque recibamos muchas vacunas contra la
meningitis, siempre es posible contraer meningitis por otros gérmenes o causantes
externos.
Meningitis por hongos
La Candida, Histoplasma, Coccidioides y Cryptococcus son algunos hongos
que pueden con frecuencia causar meningitis. La mayoría de estos casos de
meningitis fúngica ocurre en sujetos que ya tienen una enfermedad que suprime
su sistema inmune, tal como pacientes con SIDA
o con cáncer. Por lo general, los hongos que causan
meningitis se localizan en el ambiente y se transmiten por vía aérea. La
meningitis coccidioidal puede ser mortal si se deja cursar sin tratamiento.
Otras causas
Las bacterias y los virus no son los únicos causantes de la meningitis,
también existen otras afecciones como: bacteria de la tuberculosis, hongos,
parásitos (paludismo), etc. Aunque la causa más frecuente
sean los microorganismos (virus, bacterias, hongos o parásitos), también puede
hablarse de meningitis cuando la inflamación a este nivel se debe a
determinadas enfermedades, intoxicaciones, etc.[]
Cabe señalar también que algunas otras bacterias, agentes químicos e, incluso,
células tumorales pueden causar meningitis. La encefalitis y el absceso cerebral pueden acompañar a la meningitis como
complicación (debido a la extensión de la bacteria a las estructuras cerebrales
vecinas).
Patogenia
Algunos casos de meningitis ocurren por microorganismos que ganan acceso al
sistema nervioso central (SNC) por la sangre, mientras que otros lo hacen por
un foco de vecindad, como en una otitis media o por las fosas nasales. Otros
casos ganan acceso al SNC directamente como consecuencia de un traumatismo
abierto o por neurocirugía. En el recién nacido la enfermedad se transmite de
manera vertical, es decir, de los microorganismos que colonizan el tracto
intestinal o genital, o bien de manera horizontal por contacto del personal de
salud o de aquellos a cargo del neonato después del parto.
La virulencia del microorganismo, en el caso de meningitis infecciosas y las
características inmunes del hospedador son algunos de los factores que afectan
el desarrollo de la meningitis.
Una vez en el SNC, la escasez de anticuerpos, elementos del complemento y de
glóbulos blancos permite que los microorganismos puedan florecer. Incluso en
meningits no infecciosas, la inflamación es el elemento característico de la
enfermedad e incrementa la permeabilidad de la barrera hematoencefálica
causando edema. En la meningitis bacteriana, la pared celular y los lipopolisacáridos
son los elementos que estimulan los mediadores de la inflamación. Esta
fenomenal cascada inflamatoria no es producto directo de la infección
bacteriana, sino que es el mismo sistema nervioso reaccionando a la presencia
del microorganismo invasor. Cuando los componentes del sistema inmune en el
SNC, como los astrocitos y microglía, reconocen los componentes celulares
bacterianos, responden con la liberación de citoquinas, como el factor de
necrosis tumoral y la interleucina-1, que son mediadores muy
similares a las hormonas que reclutan a otras células inmunes
y estimulan a otros tejidos a participar en la reacción inflamatoria. El
aumento en la permeabilidad de la membrana hematoencefálica causa un edema
vasogénico, el líquido cefalorraquídeo se llena de neutrófilos causando inflamación de las
meninges y edema intersticial lo cual, con el pasar de las horas conlleva a un
tercer tipo de edema, el edema citotóxico: el más grave.
El exudado infeccioso e inflamatorio se extiende por todo el SNC, en
especial en la cisterna de la fosa de Silvio, el espacio entre la aracnoides y la fosa lateral del cerebro,
dañando los pares craneales como el VIII par, trayendo como resultado pérdida
de la audición. Este componente inflamatorio es capaz de obliterar los pasajes
del sistema nervioso central causando hidrocefalia obstructiva, así como vasculitis y tromboflebitis, produciendo isquemia cerebral localizada.
El edema citotóxico se caracteriza por un aumento del agua dentro de las
células del cerebro, principalmente por deficiencia en las bombas de transporte
de iones sobre las membranas celulares. El edema vasogénico tiende a ocurrir
por paso de líquido desde el espacio intracelular al extravascular. Ambos casos
suceden como respuesta a los efectos inflamatorios. El edema causa aumento de
la presión intracraneal, haciendo que sea más difícil para la sangre llegar a
las neuronas cerebrales, disminuyendo así el aporte de oxígeno lo que conlleva a la muerte celular o apoptosis, causa de las secuelas de la
meningitis.
En muchos casos de meningitis puede aparecer el síndrome de secreción inadecuada de la hormona
antidiurética y producir una disiminución en la concentración de sodio
en el cuerpo, llamada hiponatremia. Este
trastorno puede causar disfunción del sistema nervioso por sí solo, así como
empeorar el edema cerebral.
La fisiopatología de
los patógenos no bacterianos aún no se entiende bien, aunque se piensa que la meningitis
por hongos procede de manera muy similar a la
bacteriana.
Cuadro clínico
Los síntomas clásicos de la meningitis se desarrollan entre varias horas o
puede tomar entre 1 ó 2 días. Entre ellos están:
-Fiebre: La meningitis viral puede producir fiebre en grado
variable; desde casos con escasa (es lo habitual) o nula fiebre, a otros en los
que la temperatura puede superar los 39 °C. Las meningitis bacterianas
producen, normalmente, fiebres elevadas.
-Dolor de cabeza: La zona posterior de la
cabeza es donde se centra el dolor, aunque a veces es generalizada. Sin
embargo, existen muchas otras causas de dolor de cabeza: una migraña
(jaquecas), un proceso gripal, etc.
Cada uno de los signos y síntomas de esta tríada clínica clásica ocurre en
más de 90% de los pacientes mayores de 18 meses con meningitis. Cuando se
presenta alguno de los tres, se debe estar alerta ante su presencia y consultar
al médico cuanto antes. Es importante saber que,
puesto que habitualmente el cuadro evoluciona progresivamente, los tres
síntomas pueden no estar presentes hasta pasado un tiempo y, así, el
diagnóstico se retrase inevitablemente.
Estos síntomas no son los únicos que se pueden presentar, cerca del 75% de
los pacientes presentan alteración del estado mental, que puede oscilar desde
el letargo hasta el coma. Otros síntomas pueden
ser:
-Sarpullido
de color rojo o púrpura
-Cianosis (coloración azulada de la piel)
-Sensibilidad
a los colores brillantes (fotofobia)
-Confusión
mental
-Convulsiones, presentes entre un 20 y 30% de
los casos
Los síntomas anteriores son principalmente para adultos, aunque también se
presentan en niños. Sin embargo, en los recién nacidos y niños, los síntomas
clásicos son difíciles de detectar. Esto se debe a que muchos síntomas en los
niños y en los recién nacidos son poco fiables, por ejemplo, los niños de menos
de tres meses de edad que presentan fiebre, normalmente son diagnosticados con meningitis.
Los síntomas incluyen:
-Inactividad
-Fiebre
alta inexplicable o cualquier forma de inestabilidad en la temperatura,
incluyendo la baja temperatura corporal
-Irritabilidad
-Ictericia (color amarillento de la piel)
-Comer
poco o negarse a hacerlo
-Tensión
o protuberancias suaves entre los huesos del cráneo
-Dificultad
para despertar
A medida que la meningitis bacteriana avanza, los pacientes de todas las
edades pueden experimentar ataques de apoplejía.
Diagnóstico
La
meningitis bacteriana puede conllevar a la muerte en cuestión de horas, debido
a esto, el tratamiento y el diagnóstico oportuno son vitales. Es por eso que
cuando se realiza el diagnóstico inicial los doctores se basan en los síntomas
y en el examen físico, que hace énfasis en el sistema nervioso. Se plantea la
sospecha de meningitis en toda persona que tenga un cambio súbito del estado
mental, que tenga un episodio convulsivo debutante, la aparición repentina de
un trastorno del sistema nervioso central o petequias. Aunque el examen físico y
paraclínicos como pruebas de laboratorio y radiología son importantes para el diagnóstico
de la meningitis, la prueba más importante para diagnosticar o descartar una
meningitis es la punción lumbar por un profesional especializado de la
medicina.
Exámenes físicos
Tres signos caracterizan a la meningitis, descubierta por pruebas durante
el examen físico. La rigidez de nuca se presenta entre un 60 a 80% de los casos
manifestándose la irritación meníngea también por los signos de Brudzinski y
Kerning. A pesar que estos signos atenúan con el tratamiento, éstos persisten
por largo tiempo. La ausencia de estos signos no descarta una meningitis.
-Rigidez de nuca, realizada por el médico
llevando el mentón en dirección al tronco del sujeto. Cuando se hace imposible
doblarlo el paciente tiene rigidez de nuca, por lo que será necesario realizar
pruebas para confirmar la enfermedad.
-Signo de Brudzinski,
consiste en tumbar al paciente y flexionarle hacia arriba la cabeza. La rigidez
del cuello hará que no se pueda doblar éste o que flexione involuntariamente
las piernas.
Existen otras formas de explorar rigidez de nuca. Una de ellas de
explorarla en casa se hace con un papel, se le pide al niño (bien sea de pie o
sentado) que sea capaz de sostenerlo, sin que se le caiga, entre el mentón y el
tórax (la boca ha de permanecer cerrada). Por supuesto, esto no necesariamente
indica meningitis, ya que pueden ser otras causas más comunes.
En niños menores de 1 año, no suele presentarse esta rigidez por lo que el
pediatra en este caso también palpa la fontanela anterior para determinar su
abombamiento. Si se encuentra abombada ha de descartar meningitis aunque
existen otras causas de abombamiento de fontanela.
Otras pruebas
Se pueden realizar otras pruebas para la detección de la meningitis. Éstas
pueden ser:
-Punción
lumbar (punción raquídea): Es la prueba
fundamental. El objetivo es recoger líquido
cefalorraquídeo (LCR) para analizarlo y buscar virus y bacterias.
Este procedimiento suele hacerse con el paciente sentado y encorvado hacia
delante; a veces acostado de lado con las rodillas encogidas hacia el abdomen y
la barbilla pegada al tórax. El variar la posición o no mantenerla conlleva
riesgo de daño a la médula espinal.
El médico anestesia la piel e introduce una aguja entre
las vértebras lumbares bajas para recoger unas cuantas gotas de LCR, un
procedimiento que dura aproximadamente 30 minutos. La aguja produce una
sensación de presión fuerte que puede acompañarse de dolor leve y momentáneo
cuando se atraviesa el tejido que rodea la médula espinal. La punción lumbar
está contraindicada en personas con masas cerebrales o con una presión
intracraneal elevada por traumatismo u otras causas, debido a la
posibilidad de una hernia cerebral.
Otros
cultivos: Se realizan muestras de orina, sangre,
mucosas o pus debido a infecciones en la piel. Aunque el cultivo de líquido
cefalorraquídeo es crucial para determinar el agente causante, en
ocasiones el cultivo de la sangre puede determinar la etiología. Una analítica de sangre puede ser
necesaria para orientar la causa y objetivar el grado de infección, aunque no
es definitiva.
-MRI (Imagen de resonancia magnética) o Tomografía
Computarizada: Con ella se asegura de que la inflamación no se debe a otra
causa (como un tumor).
Otros estudios que se pueden realizar entre los pacientes en los que se
sospeche que tengan meningitis son estudios bioquímicos, tinción de Gram (para
detectar si es posible la presencia de gérmenes y orientar el diagnóstico) y,
si fuera posible, debe hacerse tras una TAC
(imprescindible únicamente si se duda de la presencia de absceso). Debe
comenzarse rápidamente el tratamiento empírico con antibióticos y tratamiento
antiedema cerebral. Si no se puede realizar una punción lumbar debido al edema
cerebral o a un posible abceso cerebral concomitante, se debe comenzar el
tratamiento con un antibiótico de amplio espectro en todo caso y,
posteriormente, puede ser sustituido por un antibiótico más específico,
dependiendo de los resultados de los estudios de cultivos sanguíneos. Las
convulsiones aparecen frecuentemente durante el curso de la meningitis y son
tratadas con medicación
anti-espasmódica, como la fenitoína.
Existe un tipo de meningitis bacteriana llamada "decapitada".
Para este tipo de meningitis es difícil saber si es una infección bacteriana o
vírica. Dicha dificultad se debe a que el niño ha tomado, días antes,
antibióticos que enmascaran la causa real de la misma (bacteriana).
Tratamiento
Microbióloga de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades
de los Estados Unidos departamento de meningitis, preparando tipaje
de microorganismo, importante para el tratamiento específico de la meningitis.
El tratamiento depende en su totalidad cuando se objetiva si la meningitis
es vírica o bacteriana. Habrá que esperar unos días, mientras va creciendo la
bacteria en un medio de cultivo, para poder confirmar el real causante de la
meningitis. Mayormente es realizado un tratamiento hospitalario. Cuando se
provee de tratamiento inmediatamente, más del 90% de las personas que padecen
meningitis bacteriana sobrevive.
Las medidas más frecuentes abordadas en el tratamiento de la meningitis
incluyen:
-Antibióticos, fundamentalmente para las
meningitis bacterianas, por terapia intravenosa.
-Medidas
para reducir la presión intracraneal, como medicamentos corticosteroides tal como la dexametasona, tanto para niños como adultos.
-Antipiréticos para reducir la fiebre, de haberla, tales como el acetaminofen, abundantes líquidos y buena
ventilación.
-Medidas
para prevenir convulsiones incluyendo
medicamentos como el fenobarbital o la fenitoína, debido a que las convulsiones
aumentan la presión intracraneal (lorazepam 0.1 mg/kg IV con fenitoína 15 mg/kg
o fenobarbital 5-10 mg/kg).
-Oxigenoterapia,
en casos de dificultad respiratoria, bien sea por una mascarilla, una cánula
nasal o por intubación.
-Monitoreo
de los fluidos corporales así como los componentes químicos del plasma sanguíneo.
Meningitis viral
Las meningits virales suelen ser casi siempre benignas y no existe, para
ellas, ningún tratamiento específico salvo el sintomático (tratar el dolor de
cabeza, la fiebre y los vómitos). Tan solo la meningitis por varicela o herpes
tienen un tratamiento concreto con medicamentos como el aciclovir o la ribavirina. La benignidad de las víricas
justifica que algunos niños sean enviados a casa sin precisar ingreso en el
hospital. Un niño con una meningitis viral requiere reposo, tomar líquidos
abundantes y analgésicos (ibuprofeno o paracetamol).
Meningitis bacteriana
Mientras se espera el resultado de los exámenes diagnósticos, por lo
general se comienza con antibióticos de amplio
espectro por vía intravenosa. Una vez que se identifique el organismo causante,
el antibótico usado para contrarestar la enfermedad depende del tipo de
bacteria aislado. Para el tratamiento de la meningitis bacteriana se utilizan:
-Antibióticos: Se administran antibióticos por vía intravenosa tan
pronto como se sospeche de meningitis en el caso de meningitis meningococcica
la oposición mas logica es la ceftriaxona en el haemophilus se pueden usar combinaciones
de amoxicilina mas cloramfenicol o acido clavulanico pero lo ideal es un
antibiotico que atraviese la barrera hematoencefalica. Los antibióticos pueden
ser cambiados una vez que las pruebas hayan identificado la causa bacteriana
exacta. Normalmente, los pacientes permanecen en el hospital hasta que la
fiebre haya disminuido y el fluido cerebroespinal está libre de infección.
-En
recién nacidos menores de 1 mes se usa una combinación de ampicilina (edad 0-7 días: 50 mg/kg IV c/8h;
edad 8-30 días: 50-100 mg/kg IV c/6h) más cefotaxime 50 mg/kg IV c/6h (máximo 12 g/día)
o gentamicina (edad 0-7 días: 2.5 mg/kg IV o IM
c/12h; edad 8-30 d: 2.5 mg/kg IV o IM c/8h). Ello cubre enterobacterias, estreptococo y L monocytogenes.
-En
lactantes de 1 a 3 meses se indica cefotaxime (50 mg/kg IV c/6h, máximo 12
g/día) o ceftriaxone (dosis inicial: 75 mg/kg, 50 mg/kg c/12h máximo 4 g/día)
más ampicilina (50-100 mg/kg IV c/6h). Alternativamente se indica cloranfenicol (25 mg/kg PO o IV c/12h) más
gentamicina (2.5 mg/kg IV o IM c/8h). La vancomicina se usa para organismos resistentes
al cloranfenicol.
-En
niños de 3 meses a 7 años se usa cefotaxime (50 mg/kg IV c/6h máximo 12 g/día)
o ceftriaxone (dosis inicial: 75 mg/kg, luego 50 mg/kg c/12h máximo 4 g/día).
En regiones con baja prevalencia de S pneumoniae resistente se puede
considerar el uso de penicilina G
(250,000 U/kg/día IM/IV en 3-4 dosis divididas). Se puede usar como alternativa
una combinación de cloranfenicol (25 mg/kg PO/IV c/12h) y vancomicina (15 mg/kg
IV c/8h).
-En
niños escolares mayores, adolescentes y adultos sin enfermedades de base y en
regiones con S pneumoniae resistente, se administra vancomicina (dosis
pediátrica: 15 mg/kg IV c/8h; dosis adulto: 750-1000 mg IV c/12h o 10-15 mg/kg
IV c/12h) más cefotaxime (dosis pediátrica: 50 mg/kg IV c/6h máximo 12 g/d;
dosis adulto: 2 g IV c/4h) o ceftriaxona (dosis pediátrica: dosis inicial: 75
mg/kg, luego 50 mg/kg c/12h máximo 4 g/día; dosis adulto: 2 g IV c/12h).
Algunos administran rifampina (dosis pediátrica: 20 mg/kg/d IV; dosis adulto:
600 mg PO diaria). En regiones donde la resistencia de S pneumoniae es
<2% de los casos o si se sospecha una infección por Listeria se usa ampicilina (50 mg/kg IV
c/6h) más la cefalosporina de tercera generación. Para pacientes alérgicos se
usa cloranfenicol, clindamicina o meropenem.
-Corticoesteroides: Normalmente, los corticosteroides se administran por
vía intravenosa en el curso temprano del tratamiento para controlar la
inflamación y para reducir la producción corporal de sustancias inflamatorias
que pueda causar daño más adelante. Se ha reconocido que la administración de antibióticos
empeoran inicialmente la inflamación meningea al aumentar la cantidad de
productos de degradación bacteriana liberados como consecuencia de la
destrucción de los microorganismos. Por ello se suele administrar glucocorticoides unos 30 minutos antes de la
administración antimicrobiana con el fin de reducir la respuesta inmune ante
este fenómeno (dexametasona 0.4
mg/kg IV c/12h por 2 días o 0.15 mg/kg IV c/6h por 4 días).
-Reemplazo
de Líquido: La pérdida de líquidos debido a la
fiebre, sudoración o vómito se reemplaza cuidadosamente para evitar
complicaciones de sobrecarga de líquidos.
-Cuando
un niño presenta cefalea muy intensa o vómitos repetidos es necesario el
ingreso transitorio en el hospital para administrar líquidos o analgésicos
intravenosos.
-Los
casos asociados a sepsis (infección generalizada de la sangre) o encefalitis
(infección cerebral) suelen requerir tratamiento en una unidad cuidados
intensivos.
Por lo general se le suele administrar rifampina de manera profiláctica o
una sola dosis de ciprofloxacina o levofloxacina a los familiares de los
pacientes así como al personal hospitalario en contacto con el paciente con
meningitis meningocócica o por H. influenzae.
Prevención
Existen diferentes maneras de prevenir la meningitis. Algunas de ellas son:
Inmunizaciones:
el desarrollo de ciertas vacunas ha conseguido prácticamente erradicar algunas
enfermedades, incluyendo la meningitis bacteriana.
-La
vacuna contra el Haemophilus (vacuna Hib) en los niños ayuda a prevenir un
tipo de meningitis bacteriana. Son vacunas seguras y altamente eficaces.
-La
vacuna antimeningocócica efectiva en personas que viven en dormitorios u otros
cuartos cerrados, así como para personas que viajan a destinos donde son
comunes los brotes de meningitis meningocócica. La vacuna polisacárida MPSV-4 y
la más reciente vacuna MCV-4 pueden prevenir 4 tipos de la enfermedad
meningocócica, más no todos los tipos de la enfermedad.
-La
vacuna en contra del S. pneumoniae
es útil en personas de edad avanzada, incluyendo aquellos con mieloma múltiple
que puedan estar an alto riesgo de meningitis por el neumococo. La vacuna
antineumocócica existe en forma polisacárida para pacientes ancianos y una
forma conjugada que parece más eficaz para lactantes. La vacuna antineumocócica conjugada
es ahora un procedimiento de inmunización de rutina en los niños para prevenir
la meningitis neumocócica.
-Es
altamente recomendable que los contactos domésticos y las personas muy cercanas
al paciente con meningitis meningocócica reciban tratamiento antibiótico
preventivo para evitar infectarse. Por lo general suele emplearse Rifampicina
como fármaco de elección para la quimioprofilaxis.
-Algunas
comunidades realizan campañas de vacunación después de un brote de meningitis
meningocócica. Los reclutas militares son habitualmente vacunados contra esta
forma de meningitis a causa de su elevada tasa de incidencia.
-Antibióticos
preventivos que son dados a los médicos o a los miembros de la familia en
contacto cercano con pacientes infectados
-Rutina
de vacunación de los niños pequeños con la vacuna del Hib.
-Pasteurización
de la leche y productos lácteos para prevenir la meningitis debido a Listeria
monocytogenes.
-Monitorear
la infección materna antes y durante la labor de parto para la prevención de la
meningitis en los recién nacidos.
-La American
Academy of Pediatrics y la American College Health Association
recomiendan que los estudiantes universitarios (en especial los estudiantes de
primer año que viven en residencias estudiantiles) consideren vacunarse contra
la meningitis meningocócica.
Desafortunadamente aún no se dispone de vacuna frente al meningococo tipo B
que ocasiona una de las formas de meningitis bacteriana. No existe vacunación
frente a los virus causantes de meningitis virales. Actualmente se está
trabajando en una vacuna para ayudar a proteger contra la enfermedad
Neumococica Invasiva.
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